Cargaba consigo una mirada llena de noctilucas,
un sin fin de mares llevaban su olvido,
y en el letargo infalible de lo que resumía su existencia.
Ella siempre tenía fe, no en sí misma; en él sol,
la luna, la naturaleza, la misma que la hizo ser
pero a su vez la dejó en las ruinas del mundo artificial.