Reconozco que tu mirada ha sabido encontrarse con el rubor de mis mejillas, que tus manos conocen el rumbo de mis existencia, y en la intimidad no hay nada que reconocer; mi cuerpo habla por si solo, y me temo que te has dado cuenta.
Mantente como siempre constante pero distante, alegre y expectante, con la vista inquieta hacia cada movimiento firme o en falso que dé. Encuentrame entre cada aguacero, noche estrellada y brisa de verano, recuerdame en cada bossá y añorame en los días veniales; sin falta, sin justificación porque soy lo que ves y siente, porque no hay motivos y las razones siempre mienten.
Si quieres también puedes suspirar en mi nombre, pedir deseos a las estrellas y cuanta fuente veas, apartar los odios para tener mas espacio en el alma, clamar por sonrisas al pájaro que trina en la ventana e ignorar al gato que ronronea en tus pies, puedes hacer todo lo que te parezca justo y necesario para cada día encontrar una razón que te haga querer, poder y esperar vivir a mi lado.